Piensa, piensa y recuerda, recuerda aunque te quite el sueño, recuerda aunque el sueño se convierta en pesadilla, recuerda hasta que la pesadilla te despierte, recuerda cuando al despertar, veas que todo ha pasado, recuerda hasta gastar los recuerdos, hasta que se diluyan en una nube etérea, aunque flameen con banderas triunfantes, Recuerda hasta que te des cuenta que has olvidado aquello que mereció estarlo. Recuerda, hasta gastar la memoria y solo quede lo lindo, lo grato, el amor y la vida, con todo lo que ella te ha dado. Escribe tus recuerdos, para no repetir errores o para repetir los que te han enaltecido. Mira cuantas fotos viejas quieras, hasta que el tiempo desdibuje las imágenes o el tiempo esfume la tuya, pero mantén vivo el buen recuerdo, porque de ese modo la vida no se apaga, todo lo contrario, enciende una flama de calidez a tu corazón. Recuerda, siempre recuerda, el primer beso o el último, el primer amor o los ausentes y así sentirás que justamente no se han ido. Recuerda, gasta el recuerdo, rememorando a quienes lo merecen, a los otros entiérralos en el olvido y la soledad. Besa al aire, cada vez que llegue a tus pensamientos lo mejor de tu memoria y sentirás que la brisa te devuelve en el perfume de una flor, ese beso dado. Yo seguiré recordando, porque estoy viva gracias a las buenas reminiscencias, aunque muchas veces las lágrimas las diseccionen, las desvanezcan.
Mabel S. Roviglione
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